sábado, 28 de noviembre de 2009


HUACHO
Añoranzas de un pueblo que se fue con el tiempo

Para escribir sobre Huacho hace falta sumirse en un profundo silencio y agradecer a esta santa tierra por haberme permitido alcanzar mi primer llanto dentro de ella.
Esta ciudad está llena de momentos inolvidables, para mí y para todo el Perú. Su historia nos permite trasladarnos imaginariamente hasta los remotos tiempos en que, en la zona que mucho tiempo después habitó un ave llamado Bandurria, se desarrolló una de las civilizaciones más antiguas de América y del mundo. 5400 años más tarde estos antepasados nuestros, que habitaron esta zona arqueológica monumental, en una ciudad de áreas domésticas y ceremoniales, nos dejaron entre muchos vestigios, la de una pirámide trunca con escalinata y una plaza circular hundida en el acceso, construida a base de cantos rodados. No se sabe cuáles fueron los motivos por el cuál esta ciudad fue desterrada de la memoria de los hombres.
Unos milenios más tarde, el inca Pachacutec (Cusi Yupanqui) con su poderoso ejército, sometió a su poder a los pueblos desde Nazca siguiendo la costa hacia el norte hasta Barranca, en estos tiempos el imperio incaico ocupa la zona de Guacho que etimológicamente es un vocablo quechua que quiere decir “amigo de los peces”.
Posteriormente Huacho fue fundado por los españoles el 24 de agosto de 1571, bajo la advocación del San Bartolomé quien es su santo patrón.
En 1820, el 10 de noviembre, el ejército libertador al mando del generalísimo don José de San Martín, desembarcó en estas playas, y en los ocho meses que duró su campaña en estas tierras, diseñó sus estrategias en pro de la independencia del Perú y de América meridional. Las virtudes cívicas de Huacho son apenas mencionadas y muchas veces olvidadas en la historiografía nacional e hispanoamericana, pero silenciosamente junto a otros pueblos hermanos, dieron el aporte generoso de sus gentes que ofrendaron sus vidas para lograr una patria libre y soberana.
Es así que por sus servicios prestados a la independencia, un 16 de julio de 1828 el presidente José de la Mar y Cortazar le otorga el título de fidelísima villa y casi 50 años después, el 10 de noviembre de 1874 fue elevada a capital de la provincia de Chancay (hoy Huaura).

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